Unai Núñez ha vuelto al lugar que le vio crecer. Aquel central que, en su primer año en el primer equipo, convenció de tal manera a Ziganda —quien ya le conocía del filial que estaba en Segunda División— que se ganó un puesto indiscutible en la zaga defensiva. Fue una temporada en la que pasó de compartir posición con Aymeric Laporte a formar una defensa de tres junto a Iñigo Martínez y Yeray Álvarez. Sí, fue la temporada en la que el Athletic, sin llegar a coquetear con el descenso, dejó una pobre imagen, quedando en la decimosexta posición y eliminado en la Copa del Rey por el Formentera en una horrible noche en San Mamés.
Tampoco se triunfó en competición europea a pesar de llegar a octavos. Cayeron contra el Marsella en la que hoy es la última ocasión del Athletic en la Europa League. Aquella temporada fue para hacer borrón y cuenta nueva, pero si algo gustó en la parroquia rojiblanca fue el rendimiento del joven central sestaoarra. Sumó un total de 36 partidos, además de estrenarse como goleador ante, curiosamente, el Celta de Vigo, el lugar que durante dos temporadas le acogió con más pena que gloria.
Porque Unai vuelve de su periplo en tierras gallegas con muchas incógnitas. Han sido dos años de altibajos, donde, a pesar de ser un futbolista por momentos solvente y fiable, se marcha sin haber convencido a Claudio Giráldez, el hombre que ha lavado la cara a un club que miraba a los ojos del descenso. El rendimiento de Unai en Bilbao fue disminuyendo a pesar de su sorprendente eclosión. Tres centrales competentes le dejaron sin hueco, y la operación salida rumbo a Balaídos supuso una oportunidad de redención.
Espejismo o no, la realidad es que Unai vestirá de nuevo la camiseta rojiblanca. Un fichaje esperado, pero para muchos, no el deseado. Ecos de sirena encantaban con el posible regreso de Laporte. Un deseo prohibido que, aunque lejos de concretarse, ilusionaba ante el reto de mantener una plantilla amplia esta temporada. Tanto técnicos como directiva eran conscientes de ello, de la necesidad de contar con un cuarto central para rendimiento inmediato. Y es que, con Egiluz todavía como un proyecto a futuro, la pasada temporada el Athletic sufrió para mantener a sus tres centrales en forma. Por eso, y lejos de experimentos, tocaba salir al mercado a fichar.
El regreso de Laporte se ha vendido como un cuento de hadas. “La guinda de un gran mercado para el Athletic”, se oía por ahí. Pero la llegada de Unai Núñez, aunque lo haga con interrogantes, significa un paso adelante para equilibrar una plantilla que tiene mucha exigencia por delante. No se necesita un central de lujo, sino una opción más en la plantilla, capaz de afrontar partidos de alta exigencia. Porque, además de los viajes por Europa, hay una liga que vaticina un alto nivel.
Imágenes de Getty Images.
Javier Durán