Si alguien mereció rascar ayer algún punto en San Mamés frente al Valencia, ese fue Unai Simón. El guardameta vitoriano, que cuajó otro partido estratosférico, no sólo consiguió mantener con vida al Athletic hasta el minuto 97, sino que se reafirmó como uno de los porteros más en forma del panorama europeo. El arquero internacional ya suma 40 paradas en los once partidos disputados, y se posiciona como quinto en el ranking de porteros de LaLiga EA Sports con más intervenciones. Fue de lo mejor del conjunto rojiblanco, junto con un peleón y persistente Iñaki Williams, que no se cansó hasta que llegó el gol de Berenguer en el añadido. Es inevitable pensar cuánto se le echará de menos en enero.
Delante, Valverde tuvo a uno de los rivales más guerreros de este tramo liguero. Nada tiene que ver uno con otro. Nada tiene que ver este Valencia de Rubén Baraja con aquel equipo marrullero del “papá” Bordalás. Y la verdad es que el cuadro ché demostró en el feudo rojiblanco que es un equipo muy equilibrado y competitivo, con una gran presencia de jóvenes en el once. Para el espectador neutral fue un encuentro llamativo con ocasiones, pero para los athleticzales fue un verdadero suplicio. Sobre todo cuando el equipo lo intentaba y se topaba con Mamardashvilli, que ayer se vistió de héroe para ponerle las cosas difíciles a los leones.
Lo que el Athletic-Valencia dejó en evidencia fue que quizás no era el escenario idóneo para que Imanol disputara su cuarto partido, el tercero como titular. Al canterano se le vieron las costuras en defensa, aunque aportó cierta claridad en ataque. Es cierto que en los dos goles pudo hacer algo más, pero el de Gallarta llevaba sin vestirse de corto desde finales de agosto. Y es que, es inevitable que jugadores que llegan al primer equipo desde Segunda RFEF cometan errores o les cueste habituarse al ritmo de la Primera División. Es improbable que todos los jugadores que lleguen procedentes de las categorías inferiores caigan de pie, como lo hizo Oihan Sancet. Pero aun así, no fue partido para cuestionar su talento, que lo tiene y le sobra. Es el peaje que hay que pagar para que el Athletic tenga jugadores de su propia cosecha que le permitan continuar en la élite. Y cuanto más tarde se pague, más caras serán las consecuencias. Al menos Berenguer pudo sacar un punto con su gol en el descuento. Menos es nada.