Llueve sobre mojado

Por La zurda de Koikili Abr 30, 2023

Tras cinco partidos sin conocer la derrota, el Sevilla dio el zarpazo en San Mamés para terminar con la buena racha de resultados de los leones. Más allá de lo sucedido en el terreno de juego, al Athletic se le vieron las costuras en un segundo tiempo donde el físico hizo mellas. Con bajas importantes, especialmente en el centro del campo, y con un fondo de armario reducido, Valverde volvió a no dar con la tecla en los cambios desde el banquillo. Con pocos jugadores en la rotación, el Athletic no fue capaz de reaccionar y mantener el ritmo que tanto había marcado antes del paso por los vestuarios. Y no fue algo esporádico, sino que la principal asignatura pendiente tanto del técnico extremeño como de la directiva es la gestión de plantilla.

Ante el Sevilla, el primer cambio no llegó hasta el minuto 66. Valverde dio entrada a un Berenguer errático, desenchufado y con claras muestras de irregularidad, precisamente en el tramo más importante de la temporada. Algo muy distinto sucedía en el otro banquillo. Mendilibar, que ha dado vida a este Sevilla, ya había hecho cuatro cambios antes. Cierto que uno fue por obligación, pero aun así, eso le sirvió al cuadro hispalense para darle pulmón a la medular. Mientras tanto, al Athletic se le acaba el aire, y su única opción era apostar por Unai Vencedor. No hace falta hurgar en la herida, pero está claro que el centrocampista bilbaíno ha desaparecido de los planes del ‘Txingurri’. Jugador joven, de 22 años, y que había demostrado tener mucha proyección. Pero tras sufrir una lesión y no cuajar una buena pretemporada, Valverde lo apartó. Sin el conocimiento pleno de su situación, Unai no cuenta con el rodaje suficiente a pesar de su calidad. El Athletic lo notó, pero con solo 160’ durante este curso, poco pudo hacer, y más sustituyendo a Ander Herrera, el mejor del equipo.

Entró Raúl, como siempre, cumplidor, y también lo hizo Malcom Adu Ares. El canterano suma solo cinco minutos, con apariciones esporádicas, y sin haber podido demostrar nada aún. En el banquillo se quedó el joven Unai Gómez, que debutaba en una convocatoria con el primer equipo. Pero no hay que centrarse solamente en este partido. La tónica general de Valverde prácticamente siempre está siendo la misma. Cuando el plan inicial cojea y el equipo no consigue ponerse por delante, ya sea porque no entran las oportunidades o se anulen los goles, el guion da un giro radical en el segundo tiempo. Sin tanta intensidad, el rival toma terreno, y los finales de partidos son o agónicos o tediosos. Sin término medio. Y aquí es donde entran los cambios y la importancia de tener una buena gestión de plantilla, con jugadores enchufados y comprometidos. En el caso del Athletic, incapaz de mantener la presión alta, por razones físicas obvias, el equipo transmite un juego plano y vulgar. Vencedor es el principal ejemplo de cómo echar a perder a un futbolista que te puede aportar esta frescura necesaria, especialmente en partidos donde llegas con bajas. A pesar de ello, hubiera sucedido lo mismo con Zarraga, un futbolista al que has dado pocas oportunidades, y ahora mismo se encuentra en un agujero negro de frustración.

En una época donde los cinco cambios muchas veces ganan partidos, el Athletic no sabe aprovecharlo. Si el plan no funciona, el equipo se hunde y ya nadie es capaz de darle la vuelta. Y el problema no se trata de los minutos en los que Valverde realiza los cambios (aunque ante el Sevilla pasara factura), sino que en la poca confianza y opciones de sus futbolistas. Está claro que no hablaríamos de ello si el resultado hubiese sido otro, y tampoco hay que defenestrar el trabajo de Valverde por ello. Precisamente cuando el Athletic no sufre tantas bajas, Valverde ha demostrado ser capaz de dominar partidos, solo hace falta ver la cantidad de victorias del equipo. Pero si se quiere llegar a Europa, hay que pulir estos detalles, y más cuando te enfrentas a rivales que se encuentran en la pomada. A veces llueve sobre mojado en San Mamés.

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