El centrocampista de Zumárraga marca su primer gol con el Athletic tras 181 partidos como rojiblanco
Siete años y 181 partidos con el Athletic sin marcar. Ese Dani Garcia que llegó procedente del Eibar para sacar la guadaña en el césped de San Mamés se transformó en un rematador nato para meter la cabeza en un rol de llegador inédito y poner tierra de por medio en el marcador. Un gol que se cantó de forma especial. Más que el cómo y el qué, fue el quién. Por el cariño a un jugador transparente y carismático al que se le resistía el tanto. Con un papel secundario, y en un importante partido tras la derrota en San Sebastián, Dani aprovechó la oportunidad para brillar en la medular rojiblanca. Con Vesga entre algodones, y la lesión de Ruiz de Galarreta, el de Zúmarraga saltaba como titular por segunda vez en esta temporada. Siempre apagando incendios, a veces provocarlos, para qué nos vamos a engañar, pero nunca sin sacrificio.
Dani García siempre ha sido un jugador querido. Cuando marcó, nada más importaba que su alegría y los abrazos en todo San Mamés. La mejor forma de culminar uno de sus mejores partidos como rojiblanco. Siempre en la sombra y con el trabajo sucio, por fin pudo brillar. Aún no se había estrenado como jugador del Athletic, pero ese centro de Óscar De Marcos le valió para romper su racha. Que buscaba el récord, dijo, pero Dani no podía quedarse sin marcar como rojiblanco. Y es que cuando marcó, yo también sentí alegría. Un sentimiento de alivio. Pero a la vez, pensé en que podría ser su última temporada. Porque el Dani de Eibar encajaba como anillo al dedo en Ipurua. Un juego rudo pero muchas veces necesario. Cuando llegó al Athletic, en un año de transición en el medio del campo, se ganó a la afición. Ni Iturraspe ni Mikel Rico eran los mismos del ayer, por lo que Dani se supo como una bombona de aire fresco.
Pero pasaban los partidos. Aumentaban las tarjetas, y el gol nunca llegaba. Partidos más lucidos que otros, pero como el último ninguno. Incluso por momentos en la posición de ocho, Dani García se complementó a la perfección con Ander Herrera. En contraste con Anoeta, Dani no falló y corrigió en las transiciones ofensivas del Almería. Existía miedo en un centro del campo con aparentes limitaciones físicas (el peso de la edad), pero ninguno de los dos defraudó. El 2-0 llegó en el mejor momento en un partido de ocasiones, pero como siempre, de muchos fallos. Con el traje de desatascador, Dani García completó una actuación redonda. Descanso merecido, todavía más el fin de semana en Inglaterra.
En una temporada que vuelve a ilusionar por el gran inicio del Athletic, supone una gran noticia el nivel que por ahora están dando los jugadores secundarios. Sea la presión o la garra, que suplentes como Dani y Ander sean capaces de sostener al equipo en los momentos complicados, puede ser clave en la dosificación de minutos a largo plazo. Aunque no fuera el mejor partido del Almería, sabíamos de la capacidad del Athletic en dejarse puntos cuanto menos debería. Obviando la gran actuación de Sancet, Dani García fue clave para el triunfo. Con contrato hasta 2024, el de Zumárraga tiene una temporada muy importante que definirá su futuro. Días como los del viernes, ilusionan en un nuevo papel para Dani.