A finales del siglo XIX un deporte inglés jugado con los pies, al aire libre y en el barro comenzaba a llegar a diferentes sitios de Europa y se fue asentando en poblaciones de tradición minera y marinera. No es extraño que en un lugar con ambas tradiciones y mucha influencia británica como era Bilbao el deporte del football acabara por echar raíces y convertirse en parte imprescindible de la villa. Se creó en 1898 un club de caballeros que practicaba este deporte vestidos de blanco primero, azul y blanco después, y de rojiblanco finalmente, ya constituidos como el Athletic Club.
Pocos años más tarde allá por el año 1906, al otro lado del charco, un grupo de amigos mexicanos y europeos decidieron formar un club similar en la capital del estado de Jalisco llamado Unión Football Club, el cual no tardó mucho en abandonar sus iniciales camisetas blancas por unas rojiblancas en homenaje a la bandera de la ciudad belga de Brujas, lugar de origen de uno de los principales fundadores del club, ni en tomar el nombre de su ciudad: Guadalajara.
Durante las siguientes décadas, el fútbol fue popularizándose por México y España y los primeros torneos nacionales fueron apareciendo y asentándose en ambos países. Tanto el Club Deportivo Guadalajara como el Athletic Club empezaron siendo parte importante de las competencias estatales e hicieron acopio de trofeos que los posicionaron como equipos referentes dentro del deporte rey. Y fue en esta época que a “las chivas” comenzaron a conocerlo también como “El Campeonísimo”, debido a todos los títulos que consiguió a mediados del siglo XX.
Fue al inicio de la década de los 40 que el equipo rojiblanco mexicano decidió apostar indudablemente por el fomento del fútbol patrio y se conjuró para no contar con jugadores que no fueran oriundos del país azteca. Las Chivas de Guadalajara sólo juega con futbolistas mexicanos desde entonces, si bien ya se venía trabajando en esta dirección y en 1943 se oficializó. Esta es una decisión mantenida en el tiempo que a muchos parece costarles entender fuera del “Rebaño Sagrado”, salvo quizás en esa aldea poblada por irreductibles bilbaínos que resisten ahora y siempre a la globalización, ya que el Athletic Club no cuenta con jugadores de origen o formación ajenos a Euskal Herria desde 1911.
Si bien el Guadalajara mantuvo la cercanía con los títulos a partir de los años 80, es cierto que el equipo bilbaíno ha visto cómo poco a poco esa vitola de aspirante al título de liga iba pasando a otros equipos históricos de la liga española. En cualquier caso, cabe apuntar que ambos equipos han pasado por época de vacas flacas y han visto su historia amenazada, ya sea por la globalización o por circunstancias cambiantes dentro del fútbol. Lo que resulta ciertamente loable es que ambos equipos continúan siendo equipos importantes en sus respectivas ligas e incluso pelean cada pocos años por títulos bien entrado este siglo XXI; y que ninguno de ellos a optado por desprenderse de esa manera de entender el fútbol sin la que, perdonen que les diga, no se entienden ninguno de los dos conjuntos.
Resulta que, en el año 2023, la aritmética nos dice que el Athletic Club cumplirá 125 años de vida y los encargados de la longeva institución han elegido al Guadalajara como el invitado principal del “Trofeo Árbol de Gernika”, torneo a dos partidos que viene a celebrar su centésimo vigésimo quinto aniversario. Vista la importancia del acontecimiento, el Athletic cita en San Mamés al equipo de Jalisco el domingo 11 de diciembre a las 19:00 para un partido entre dos clubes enamorados del fútbol y ha encontrado en las Chivas un hermano de otra madre, un compañero en esta aventura en solitario y un rival en el que mirarse y celebrar que esta locura sigue mereciendo la pena.
Porque sí, merece la pena. Siendo rojiblancos o zurigorriak, somos lo que somos y estamos orgullosos de serlo, porque sin todo el sentimiento que desde ambos clubes se insufla a esto del fútbol, podríamos seguir adelante, pero cada partido sería un poco más gris. Ambos equipos llevan más de 80 años defendiendo sus colores y los valores de su gente con personas de la tierra y descubriendo por el camino que lo importante nunca ha sido el qué, sino el cómo.
Ongi etorri, Rebaño!