Una acción que le costó la roja en el último minuto de partido, pero que permitió al Athletic salvar un punto en un mes de plena exigencia
Tan solo ha disputado 77 minutos en tres partidos, pero Ander Herrera ya ha demostrado el porqué de su fichaje por el Athletic Club. El pasado fin de semana fue clave para sumar un punto en el Sánchez Pizjuán evitando un gol claro que le costó la tarjeta roja. Para esto se le fichó. Futbolista inteligente, que sabe leer bien tanto el juego como sus acciones, y que además demostró una lección de humildad, reconociendo la decisión que tomó el colegiado tras revisar en el VAR. Un perfil importante que va a sumar mucho a una plantilla con tantas jóvenes promesas.
Ander Herrera entró al campo por Oihan Sancet con el marcador en contra. Los de Valverde fueron de menos a más ante uno de los rivales más exigentes hasta la fecha. Mucho más con el cambio de entrenador y el regreso de Jorge Sampaoli al banquillo, que ya conocía lo que era vencer al Athletic en casa (lo logró en la temporada 2016/17). Por momentos parecía repetirse la misma historia, pero el zapatazo de Mikel Vesga permitió igualar el encuentro. Con ese gol, el partido se rompió, y las ocasiones se sucedieron por ambos lados. Con un Unai Simón muy seguro bajo palos, el empate se mantuvo, pero en el 90+4 la victoria estuvo a nada de quedarse en Sevilla.
El cuadro hispalense, con el punto prácticamente en el bolsillo, adormeció el partido en el tramo final. La iniciativa quedó a favor del Athletic, con poco ritmo fruto del desgaste. Y en esos instantes, un mal desplazamiento de Unai que cortó En Nesyri, propició el ataque rápido del Sevilla. Oliver Torres filtró un pase al delantero marroquí, y en el intento de corte de Iñigo Martínez, el esférico cayó en pies de Erik Lamela, que ya cargaba el disparo en la frontal. El gol estaba ahí. Unai ya no tenía opciones tras anticiparse y la portería estaba sin dueño. Pero de la nada, el recién entrado Ander Herrera, se convirtió en salvador, cometiendo una falta que hizo estallar al Sánchez Pizjuán.
No es la primera vez que Ander Herrera nos deja gestos dignos de aplaudir. En la temporada 2013/14, el centrocampista pidió perdón al término de un partido ante el Getafe tras fingir una caída dentro del área. Le costó amarilla, y curiosamente, el encargado de sacarla fue Gil Manzano, el mismo colegiado que lo expulsó el pasado fin de semana. “Pido perdón al árbitro porque luego nos quejamos de ellos y yo hoy, sinceramente, le he intentado engañar”, afirmó Ander al final del encuentro a los micrófonos de Cuatro.
Rápidamente le mostraba la amarilla Gil Manzano, pero desde el VAR llamaron y la tarjeta se convirtió en roja. Ni un reproche del propio Ander, que reconoció la acción como tal y se marchó tras darle la mano al colegiado. Puro ‘fair play’. Gestos que pueden parecer una tontería, pero en un momento con tanta agitación, demuestran el temple de un futbolista llamado a ser importante, aunque por ahora tan solo haya jugado escasos minutos. A sus 33 años, su llegada se esperaba con ansias, precisamente para este tipo de cosas. Ser resolutivo. Esta vez le ha costado perderse el próximo partido ante el Atlético, pero su sacrificio vale un punto para seguir manteniéndose en la tercera plaza. Como dijo Alberto Edjogo: harina de otro costal.