Volvió el fútbol a La Catedral, y lo hizo con un público ilusionado -casi 40.000 espectadores para un 15 de agosto a las 17:30 horas es un gran dato- con este tercer proyecto del Txingurri Valverde al frente de la nave rojiblanca. Lo cierto es que la sensación final fue agridulce. Realmente no hay mucho que echar en cara al equipo, ya que sometió a su rival durante la mayoría del encuentro, no sufrió apenas en defensa, y gozó de ocasiones más que suficientes, dos postes incluidos, para haber vencido. Pero ya se sabe que si la pelotita no entra, la felicidad no puede ser completa.
Mismas piezas, diferente colocación
Si bien esta sensación de merecer mejor premio ya es conocida de la etapa de Marcelino, sí que se perciben diferencias entre aquella propuesta y la que Valverde trata de inculcar. Se podría decir que el asturiano trajo su inflexible 4-4-2 e intentó que la plantilla se ajustara a él (y en gran medida lo consiguió) y el de Viandar de la Vera, mucho menos atado a un dibujo, está buscando cómo combinar los ingredientes de los que dispone, para sacar todo el jugo a su receta. Un cambio importante es que en el centro del campo hay tres jugadores por dentro en lugar de sólo dos. Se ha recuperado la figura del interior, ejercida ayer por Sancet y Muniain. Esta interesante conexión no acabó de maridar todo lo bien que cabría esperar y ninguno de los dos talentosos navarros dio su mejor versión.
Llama la atención que Valverde parece querer que Sancet “desande” al camino que emprendió con Marcelino y que le llevaba a posiciones casi de delantero, para volver a jugar un rol más parecido al que ejercía en categorías inferiores. Por detrás, como escolta de esta pareja y dando equilibrio al centro del campo, jugó los 90 minutos Mikel Vesga. Tuvo buenos momentos el gasteiztarra, e incluso rozó el gol con un zurdazo desde fuera del área que se estrelló en un poste, pero le penalizaron un puñado de pases errados, alguno de ellos en zona comprometida. Se diría que Txingurri aspira a convertir a Vesga en su “nuevo Iturraspe”. Veremos cómo evoluciona esta apuesta, que parece firme, ya que ni Unai Vencedor ni Dani García jugaron un sólo minuto.
Cambios en las jerarquías
Cabe destacar así mismo que, a falta -de momento- de caras nuevas, sí que se aprecian cambios en las jerarquías de algunos jugadores. Por ejemplo, Oier Zarraga parece haber adelantado a Unai Vencedor. No hubiera sorprendido incluso una titularidad del getxotarra, al que se percibe con más confianza y en una posición más acorde a sus características. Salvando las (de momento enormes) distancias, puede incluso llegar a recordar, por algunos de sus movimientos, a Ander Herrera. Veremos, si finalmente se concreta la vuelta del bilbaíno, cómo encaja el Txingurri esa nueva pieza con las anteriormente citadas.
Otro que parece haber cedido incluso más sitio en el escalafón de la plantilla es Dani García, casi indispensable para entrenadores anteriores, y que parece que puede tener muy caros los minutos esta temporada. Incluso ha sido probado en pretemporada como central, lo cual en todo caso parece más un parche que una solución a largo plazo.
Arriba, el técnico se decidió a apostar por Asier Villalibre como titular. Lo cierto es que el gernikarra aportó lo que se espera de él. Mucho trabajo, descarga de balones a los compañeros que llegan de cara -como en el disparo al palo de Yuri– y búsqueda de remate, casi siempre al primer toque. No decepcionó, pero se le pedirá -como ya dejó caer Valverde tras un partido de pretemporada- más participación en el juego. Habrá que ver si en el siguiente partido -al que esperemos que “Rulo” no llegue renqueante- el puesto de “9” sigue siendo suyo.
¿Las bandas de los Williams?
En el ataque, los costados fueron en este primer partido para Iñaki Williams y Alex Berenguer. No parece mala idea aprovechar en banda la velocidad del mayor de los Williams, el cual estuvo menos fallón de lo habitual con el balón en los pies y que, como siempre, supuso un incordio constante para los rivales. El navarro tuvo algún chispazo y dispuso de una buena ocasión en la primera parte, pero tendrá tardes mejores, seguro. Nico le sustituyó en la recta final y, si bien generó una buena ocasión para el también recién ingresado Guruzeta, se mantiene con él la sensación de ser un jugador efervescente pero poco resolutivo. El año pasado terminó la liga sin marcar ningún gol ni dar ninguna asistencia. Uno de sus objetivos para esta temporada es sumar en esos aspectos y confirmar que puede ser el gran jugador que se atisba.
Debut de Adu y 500 partidos de Muniain
La tarde de ayer se recordará también como la que vio debutar a Adu Ares en partido oficial. Apenas dispuso de 8 minutos, pero se le adivina al bilbaíno personalidad y descaro a raudales. Esperemos que sea el primer paso de una exitosa carrera en el Athletic. Y para carrera, la del capitán Iker Munian, que con tan sólo 29 años se sumó ayer al club de los zurigorris con 500 o más partidos, en el que hasta ahora tan sólo estaban cinco mitos como José Ángel Iribar (614), Txetxu Rojo (541), Joseba Etxeberria (514), Andoni Iraola (510) y Markel Susaeta (507). Una pena que no pudo celebrarse esta efemérides con una victoria, aunque fue espectacular la enorme pancarta que, en homenaje a Iker, se desplegó en el fondo norte al término del encuentro.
El domingo, en plena Aste Nagusia, el Athletic tiene una nueva oportunidad en San Mamés frente al Valencia. Esperemos que todo lo bueno que se vio ayer -que no fue poco- se materialice en un resultado que convierta El Botxo esa noche en una fiesta aún más grande.
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