No debe ser fácil llamarse Álex Padilla estos días. Una explosión de emociones, pero poco tiempo para digerirlas. Hace apenas un año, el guardameta de Zarautz comenzaba la temporada defendiendo el arco del Bilbao Athletic con el objetivo de ascender a la tercera categoría del fútbol español. Fueron 26 partidos, 16 de ellos imbatido, y un ascenso perfecto. Pero la gran noticia para Padilla fue la llamada de la selección sub-23 de México, ya que la madre del portero es originaria del país azteca. Desde entonces, han sido dos partidos, aunque con dos derrotas (y ocho goles en contra), pero con la convicción de ser un futbolista de proyección.
Las expectativas son altas para la carrera de Álex Padilla. Sin embargo, en el primer equipo, dos figuras emergen como referentes y también como obstáculos para vestirse de corto en San Mamés: Unai Simón y Julen Agirrezabala. El Zamora de la Liga y el portero de la Copa del Rey. ¿Quién le iba a decir a Padilla que, al inicio de esta ilusionante temporada europea, ambos se lesionarían?
No debe ser fácil llamarse Álex Padilla estos días. Convertirse en el primer portero y saberse en la Catedral. Tras una pretemporada exigente, que dejó dudas y rebajó expectativas, el mexicano nos regaló una parada para volver a la nube. Aquella nube de la que los porteros de Lezama emergen bautizados por el guante de Iribar. Porque Padilla ha superado las expectativas y nos ha dado dos lecciones. La primera, que de las pretemporadas a veces no se sacan tantas conclusiones. La segunda, que si alguien llega a donde llega, no es casualidad.
Y es que las expectativas pudieron con nosotros antes de tiempo. Cuántos pensábamos que Padilla quizá no era el indicado. Que contra el Getafe tal vez ya teníamos un talón de Aquiles sin siquiera haberlo puesto a prueba. Pues bien, Padilla se destacó. Aquella intervención en un mano a mano con Aleñá mantuvo con vida a un Athletic irreconocible. Sujetado a un portero que poco pudo hacer con el remate del también debutante Christantus Uche. El del Getafe se llevó el reconocimiento como el mejor del partido, pero el zarauztarra no fue menos.
Eso sí, de la misma manera en que a veces no hay que sacar conclusiones negativas, tampoco hay que apresurarse. Así es el fútbol moderno. Todo avanza demasiado rápido, y si un día las cosas no salen bien, ya no se es suficiente. Pero las cosas de palacio van despacio, y si nada se tuerce, Álex Padilla volverá a ser titular ante el Barça. Un partido exigente, en un estadio donde el Athletic lleva veintitrés años sin ganar, y en el que el contexto Nico abrirá hostilidades. Prueba de fuego en Montjuïc, el momento para brillar.
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